Hoy la angustia a doble turno, y sin olvido en la dispensa, alza la mano el infortunio con ojos de pez y camisa a cuadros,
renuevan sus votos los odios en la clausura del descanso,
el dos por uno en los antros es a los soldados como tu caridad a mi pena,
en una esquina de la plaza, se va el ultimo heladero avergonzado por el frio,
aquella mujer hala al nieto de la berma donde el payaso sentado cuenta sus monedas por risas,
pareciera que nuestros dioses no escuchan ruego de lo lejanos que habitan,
y de seguro sobornaron la luz
para que alumbre doliente,
el viento indeciso me olvida, los arboles no son lo mismo el domingo, y luna,
ay luna, los poetas no te entienden, ni podrán, si te hablan así en femenino,
tú entiendes a los hombres porque no lo eres,
amigo lejos, escogiste ser así, parco y justo,
curioso de mirar mi mundo baladí que es ávido en los desmanes del alma
confusa tierra de gente por natura condenada a mirar a otros y no hacia si
pero es la tierra, luna, así literal, solo tierra la alevosa,
bien me entero como arreglas con su mar tus cuentas dispensando el crepúsculo
solo por ello que me bamboleo en sus grafías
ahí nomás se entera uno, o todos,
que reniega el que no escoge y sin convicción sufre
que luna y mar juntos, juzgan sí
que se elige también,
ser triste.
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