Hombres renegaron por mucho
la indiferencia de insectos y ardillas
me había develado los fundamentos de mi currículo
No sé si vengo para ciegas bocas
o si me aguardan lejanos seres
está claro que mi dulce acidez ha cubierto un corazón
que condenado por sus aristas debe olvidar el apego
He oído de frutos que matan, de homicidas peces
de insectos prontuariados, reptiles de averno
pero a mí, me
han dicho judas, se me escupe
dar el alma y entregar dolor, ¿dejarte besar para ser
cicuta?
Ramas suspiran extrañando los cuervos
no hay mosca amiga que su intuición burle
no hay mosca amiga que su intuición burle
y hasta las hojas que rosaba, apuran el suicidio en
verano
qué fuerza punitiva insaciable habriame dado morbosa
geometría
de perder entre tersa piel y devota pulpa un meollo
de astillas
mutante pepa que me recita cual duda suicida
y acaso el pez
y acaso el pez
acaso la rosa, acaso los cactus, acaso aquel cristo
acaso los hombres, acaso los ojos
pero mi raíz se aferra y terca nutre
con venganza mis ganglios
y aunque los silencios entre latidos de mi arácnido
hueso
resuelven de bondad mi existencia en morse
me ultraja la realidad de un sol esclavo que respira
bostezando esa luz que destruye mi ilusión
para ordenarme ser madurado odio
y aunque eso, también vida.