miércoles, 29 de septiembre de 2010

lamer

Como el partir del tren nuestros jadeos, armonizan la calma. Reclama respeto el frió al reírse nuestras pieles y cual clepsidra tus formas, avisan lo que queda para amar, una imagen mil palabras, las mías en tu oído, vencen lo ya visto, y espontáneos, bifurcando el caos, no es posible más humanidad que la exhalada de tu vientre, todo y nadie no existen en el principio de tus fines, y hacia dentro, morir viviendo cuan humanos animales… ahogados en los caudales de la savia, alma y cuerpo se consuelan el martirio mientras ojos disertan en sabernos amantes o crápulas, sólo queda el regazo de la aceptación que el instinto a las bestias, la lascivia para nosotros... unos contagian, pervierten, ultrajan, ultiman… y beso tu frente.

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